Cómo puedes aumentar tu bienestar con más orden y limpieza
Mejora tu bienestar con hábitos simples de orden y limpieza en casa y el trabajo. Descubre estrategias respaldadas por estudios científicos para reducir estrés, desde dividir tareas hasta crear hábitos diarios. Transforma tu entorno para fomentar el equilibrio mental.
A menudo son tantas las obligaciones que tenemos que cumplir que descuidamos aspectos que nos parecen menos importantes, como el orden y la limpieza en el trabajo y en casa. Al final, nos movemos en un ambiente que no nos resulta agradable y que se convierte en otra causa de estrés o de desánimo.
Cuando los papeles cubren el espacio de trabajo, los platos sucios se amontonan en el fregadero o la ropa se queda sin lavar y doblar hay que empezar a tomar medidas. Ordenar y limpiar son tareas que se tiende a dejar para más adelante, pero los psicólogos saben bien que la desatención a esos detalles también es un síntoma inicial de depresión y de otros trastornos mentales. Por el contrario, el orden y la limpieza, si no son compulsivos, son signos de equilibrio mental y emocional.
Un estudio científico realizado en la Universidad de Nuevo México (Estados Unidos) encontró que el desorden interfiere directamente con la capacidad de sentir placer. El desorden se asocia también con mayores niveles de estrés. Además, puede generar tensiones en las relaciones o gastos excesivos.
Una investigación realizada por científicos de la Universidad de Princeton (Estados Unidos) descubrió que el desorden puede dificultar la concentración y la capacidad para completar proyectos de manera eficiente. La falta de claridad a nuestro alrededor está relacionada con emociones negativas como confusión, tensión e irritabilidad, mientras que un hogar organizado tiende a producir emociones positivas, como calma y sensación de bienestar.
De hecho, puede producirse un peligroso círculo vicioso: el desorden lleva al estrés y este al desorden. Para salir de la espiral hay que abordar todas las causas de estrés o desánimo y podemos empezar por limpiar los espacios y ordenarlos. Para conseguirlo podemos seguir las siguientes estrategias.
1. Divide cada tarea grande en otras mucho más pequeñas
Aunque no sufras de ansiedad o depresión, la tarea de ordenar una habitación entera puede ser abrumadora. Si los objetivos son menos ambiciosos, es más fácil motivarse y cumplirlos. Por ejemplo, un día puedes limpiar el inodoro y otro el lavamanos. Al día siguiente, podrías limpiar la encimera de la cocina y, al día siguiente, el horno.
Otro truco consiste en poner una cuenta atrás de 15 minutos en el móvil para dedicarlo con intensidad a la tarea que te hayas planteado, ya sea limpiar u ordenar un solo cajón o limpiar una superficie. Es sorprendente cuánto se puede limpiar y organizar en sólo 15 minutos al día.
2. Un lugar para cada cosa
Es una regla esencial. Empieza escribiendo una lista de las cosas que sueles extraviar y a continuación decide cuál es el lugar más lógico para cada una. Escríbelo y cuando vayas a dejarla en cualquier sitio, acuérdate de cuál era su lugar.
Una vez te hayas habituado, te resultará natural guardar cada cosa en su sitio y no te costará nada encontrarla cuando la necesites.
3. Haz que tenga sentido
Puedes tener la tentación de limpiar u ordenar mientras piensas en otra cosa, sin embargo, lo mejor es dedicarse con plena atención, haciendo la tarea lo mejor posible o buscando maneras de que sea más interesante.
Si el trabajo es mecánico y no requiere de tu atención, puedes hacerlo con música o escuchando un podcast o un audiolibro. Esta es una gran idea porque puedes asociar la limpieza con un placer, con un tiempo para ti.
Además, piensa que mientras ordenas o limpias haces ejercicio físico y te distraes de las preocupaciones.
4. Consigue que participen todos
Si vives con otras personas, la limpieza y el orden no pueden ser asuntos únicamente tuyos. Todas las personas que conviven deben contribuir en la medida de sus posibilidades a que la casa sea un lugar agradable.
Es un error frecuente que los padres se conformen con que sus hijos, incluso adolescentes, mantengan limpia y ordenada sus habitaciones. Es poca cosa. Deberían contribuir también a la limpieza y el orden en los espacios comunes, incluidos los baños y la cocina.
5. Empieza por tu espacio más importante
Elige para comenzar tu habitación favorita o más importante. Las diferentes habitaciones o espacios de una casa tienen un significado diferente para una persona. Por ejemplo, quizá puedes tolerar un poco de caos en el baño, pero no en la cocina.
6. No lo dejes para después
No se te acumularán tanto las tareas si algunas las realizas inmediatamente cuando es el mejor momento. Por ejemplo:
- Lava los platos y limpia la cocina inmediatamente después de comer.
- Deja el baño ordenado después de ducharte.
- Ordena la mesa de trabajo al terminar tu horario.
Puedes hacerte una lista, y mejor si es por escrito, de las tareas que no son negociables, que no puedes dejarla para otro momento o para mañana. Por ejemplo:
- Mantener la encimera de la cocina perfectamente limpia.
- Descargar el lavavajillas en cuanto termine el programa.
- Barrer la casa en días alternos.
- Limpiar los inodoros una vez a la semana (te será más fácil si estableces siempre el mismo día y hora cada)
Una vez que lo no negociable se convierte en un hábito, las tareas del hogar formarán parte de tu día a día y no se convertirán en una causa de estrés. Al contrario, dedicarte a esas obligaciones pueden proporcionarte tranquilidad.
7. Plantéate objetivos
Comprométete contigo mismo a invitar a tus al menos una vez al mes. Así cuando limpies y ordenes sabes que lo haces por ti mismo y también por tus amigos.
8. Busca ayuda si es necesario
Si consideras que realmente no tienes tiempo para dedicarlo a la limpieza de la casa, puedes contratar servicios profesionales. Si esa decisión te permite vivir más tranquilo, valdrá la pena.
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