Existen estudios científicos que sugieren que soñar despierto no es bueno para la salud mental y otros que sostienen lo contrario. Dirimir la cuestión importante, porque quien más quien menos dedica una parte más o menos grande de las horas que está despierto a las ensoñaciones. Los estudios indican que pasamos en este estado entre un tercio y la mitad de las horas que estamos despiertos.
¿Soñar despierto es saludable?
Existen estudios científicos que sugieren que soñar despierto no es bueno para la salud mental y otros que sostienen lo contrario. Dirimir la cuestión importante, porque quien más quien menos dedica una parte más o menos grande de las horas que está despierto a las ensoñaciones. Los estudios indican que pasamos en este estado entre un tercio y la mitad de las horas que estamos despiertos.
Cuántas veces nos han dicho que bajemos de las nubes o que dejemos de soñar con la luna de Valencia. En un estudio dirigido por el doctor Kou Murayama, de la Universidad de Tubinga, en Alemania, los autores explican que no solemos dar mucho valor a los pensamientos que consideramos a priori improductivos.
La mayoría de las personas intenta no encontrarse a solas con sus pensamientos. En cuanto no se está enfocado en una tarea, se recurre al teléfono móvil para jugar o consultar el correo, las redes sociales o las últimas noticias.
Sin embargo, si te obligan a estar a solas contigo mismo, en una habitación tranquila, sin nada que hacer y ningún estímulo, la experiencia no suele ser tan mala. El estudio del doctor Murayama descubrió que la mayoría disfruta de la situación más de lo que esperaba.
¿Qué es soñar despierto o fantasear?
Es cierto que a veces el pensamiento se va hacia preocupaciones y temas desagradables, como cuando se entretiene en revisar inútilmente errores que se han cometido en el pasado o comienza a repasar la lista de tareas pendientes. Este tipo de pensamiento se denomina “rumiante” y puede convertirse en obsesivo hasta el punto de que no te permite concentrarte en el trabajo o el estudio.
Este pensamiento rumiante, cuando es excesivo, ciertamente se asocia con el estrés, la ansiedad, la falta de concentración, la depresión e, incluso, con problemas de memoria y el riesgo de desarrollar alzhéimer, aunque no existen estudios concluyentes al respecto.
Pero el pensamiento que no es productivo, que no está enfocado a resolver ningún problema, que es una divagación, pero que nos resulta placentera, es un tipo de actividad mental natural que, incluso, nos proporciona serenidad y alegría, y puede hacernos más creativos.
Beneficios: Reduce el estrés, relaja y te hace más creativo
Soñar despierto te permite escapar de una situación estresante. Ayuda a que tu mente se relaje. Luego puedes volver a tu modo de pensamiento productivo con una mente más clara.
Una de las cualidades de la ensoñación es que en ella somos los protagonistas, los guiones y los directores. Fantasear es una forma de explorar ideas creativas y puede ser una forma útil de experimentar una amplia gama de emociones.
Cómo disfrutar de las ensoñaciones
La doctora Erin Westgate y compañeros de equipo escriben en un artículo publicado en la revista Emotion que “las personas no eligen espontáneamente pensar por placer” pues lo encuentra algo aburrido. Sin embargo, divagar, fantasear es relajante y ayuda a encontrar soluciones innovadoras a los problemas.
Los sueños despiertos se producen en el área del cerebro llamada «red neuronal por defecto», que se activa cuando la mente está en reposo e incluye principalmente la corteza prefrontal medial, la corteza cingulada posterior y la unión temporoparietal.
Soñar despierto o ensoñar es una forma de pensamiento que podemos aprovechar conscientemente en lugar de dejarlo al azar para cuando el cerebro encuentre un hueco en las rutinas diarias. ¿Por qué no reservar unos minutos al día al arte de soñar despierto, de perderse en los propios pensamientos por puro placer?
Curiosamente, aunque sea una actividad mental natural, no todas las personas pueden ensoñar con facilidad. Hace falta tener cierta habilidad para retirarse hacia adentro y concentrarse en los propios pensamientos cuando uno lo desea.
Para soñar despierto, la mejor manera no es sentarse en un sillón, dispuesto a no hacer nada en absoluto. Es mucho más fácil cuando se hace algo que no requiere atención. Momentos ideales son, por ejemplo, cuando esperas el autobús, haces jardinería, limpias tu casa, te duchas, te cepillas los dientes, das un paseo o corres.
Concéntrate en pensamientos positivos, interesantes y significativos
Para empezar a soñar despierto o fantasear puedes centrarte en un recuerdo agradable o imaginar unas vacaciones espectaculares. Para maximizar el efecto positivo a nivel emocional de las ensoñaciones es recomendable incluir en nuestras fantasías a las personas que queremos.
Seguro que tienes alguna afición o te interesan algunos temas especialmente sobre los que lees libres o escuchas podcasts. Puedes dedicarles tus momentos de ensoñación. Es frecuente que durante el sueño despierto la mente se ponga en modo pregunta-respuesta, en un diálogo interior que resulta placentero y estimulante. En estas sesiones de sueño despierto pueden surgir soluciones e ideas creativas que no se nos habrían ocurrido si las hubiéramos buscado intencionadamente.
Si tu mente va a lugares malos, prueba la atención plena
No podemos esperar que nuestros problemas se resuelvan soñando despiertos. Si el pensamiento se desliza rápidamente hacia tus preocupaciones y problemas que no has resuelto, puedes probar con otra técnica: la meditación o atención plena.
La atención plena es un estado mental en el que te enfocas en el momento presente, utilizando para concentrarte los movimientos respiratorios, las sensaciones que proceden del cuerpo o la luz de una vela. Tan pronto como tus pensamientos vuelven a las preocupaciones habituales o te recuerdan que tienes algo que hacer, redirige intencionadamente tu atención al momento presente, a la inspiración y a la espiración del aire a través de la nariz. Cuando te sientas calmada, puedes intentar recuperar un recuerdo feliz o visualizar un paisaje paradisiaco que te gustaría visitar.
Soñar despierto o meditar a voluntad puede llevarte al hallazgo de que es perfectamente posible controlar a qué diriges tu atención, puedes decidir en qué piensas y de qué manera lo haces.